Ella , por consiguiente, ya no tiene hacia dónde volverse
más que a su propio resultado: la libertad conquistada con
tantas penurias es consumida por un estado de profunda
confusión. Con el tiempo, no obstante, progresa aprendiendo
de sus propios errores: sólo después de esta experiencia, y
precisamente por ella, puede postularse la existencia de un
estado racional, de respeto e igualdad.
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